10/10/12

antropología cultural, sexual, claro

no sé que pensar, por una parte rompe todas las ideas sobre la supuesta reticencia femenina, y parece seguir un poco la idea de la competición espermática, en cualquier caso no parece muy monógama la cosa, en un principio...

En "Antropología cultural", de Marvin Harris (Alianza Editorial, 1996) páginas 441-442
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Por ejemplo, según Donald Marshall (1971), entre los mangaianos de Polinesia, los niños y las niñas nunca se cogen de la mano, y los maridos y esposas nunca se abrazan en público. Los hermanos y hermanas nunca deben ser vistos juntos. Las madres e hijas y los padres e hijos nunca hablan de cuestiones sexuales entre sí. Con todo, ambos sexos tienen relaciones sexuales antes de la pubertad. Después de ella, ambos disfrutan de una intensa vida sexual premarital. Las muchachas reciben diferentes pretendientes nocturnos en la casa de sus padres, y los muchachos compiten con sus rivales para ver el número de orgasmos que pueden conseguir. A las muchachas mangaianas no les interesan las declaraciones amorosas románticas, las caricias prolongadas o los juegos amorosos preliminares. La relación sexual no es una recompensa del afecto masculino, sino que el afecto es la recompensa de la satisfacción sexual:

La  relación sexual no se alcanza demostrando primero el afecto personal; más bien ocurre lo contrario. La muchacha... mangaina recibe una demostración inmediata de virilidad y masculinidad sexual como la primera prueba del deseo de su compañero por ella y como el reflejo de su propia deseabilidad...  El afecto personal puede o no provenir de actos de intimidad sexual, pero los últimos son requisitos para el primero, exactamente lo opuesto a los ideales de la sociedad occidental (Marshall, 1971: 118)

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